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Dejar de fumar a cualquier edad protege el cerebro y frena la demencia

Dejar de fumar a cualquier edad protege el cerebro y frena la demencia

Un estudio del University College de Londres demuestra que dejar de fumar, incluso después de los 40, ralentiza el deterioro cognitivo y reduce el riesgo de demencia. Analizando datos de 9.500 personas en 12 países, incluidos España y EE. UU., se encontró que los exfumadores tienen hasta un 50 % menos de pérdida de fluidez verbal y un 20 % menos de deterioro de la memoria que los fumadores. Los beneficios se mantienen a largo plazo, reforzando la importancia de abandonar el tabaco a cualquier edad. 

Un estudio internacional revela que abandonar el tabaco, incluso después de los 40 años, reduce el deterioro cognitivo y el riesgo de demencia, mejorando la memoria y la agilidad mental a largo plazo.

Un amplio estudio internacional liderado por el University College de Londres (UCL) ha confirmado que dejar de fumar, incluso en etapas avanzadas de la vida, tiene un impacto positivo en la salud cerebral. Publicado el 13 de octubre de 2025 en la revista The Lancet Healthy Longevity, el análisis recopiló datos de casi 9.500 personas mayores de 40 años en 12 países, incluyendo España, Austria, Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido. Los resultados muestran que quienes abandonan el tabaco experimentan un deterioro cognitivo notablemente más lento en comparación con aquellos que continúan fumando, lo que reduce el riesgo de desarrollar demencia.

El tabaquismo es conocido por sus efectos perjudiciales en la salud cardiovascular, afectando los vasos sanguíneos que transportan oxígeno al cerebro. Además, provoca inflamación crónica y estrés oxidativo, dos factores que dañan las neuronas y aceleran el declive cognitivo. Aunque investigaciones previas ya habían señalado mejoras en la salud cerebral a corto plazo tras dejar de fumar, este estudio aporta nueva evidencia sobre los beneficios a largo plazo, especialmente en personas que abandonan el hábito después de los 50 años.

Resultados que marcan la diferencia

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron datos de tres estudios longitudinales en los que participantes de 12 países respondían a encuestas médicas cada dos años. Compararon a más de 4.700 exfumadores con un grupo similar de fumadores habituales, todos con una edad promedio de 58 años. Los grupos fueron equiparados según factores como edad, sexo, nivel educativo y país de origen para garantizar la validez de los resultados.

Antes de abandonar el tabaco, ambos grupos mostraban una disminución similar en sus capacidades cognitivas, evaluadas mediante pruebas de memoria y fluidez verbal. Sin embargo, tras dejar de fumar, las trayectorias cambiaron drásticamente. Los exfumadores presentaron una pérdida de fluidez verbal un 50 % más lenta y una disminución de la memoria un 20 % menor en comparación con los fumadores. En términos prácticos, esto equivale a tres o cuatro meses menos de deterioro de la memoria y seis meses menos de declive en la fluidez verbal por cada año de envejecimiento.

Estos hallazgos son consistentes en los diferentes países analizados, lo que sugiere que los beneficios de dejar de fumar son universales. Los autores destacan que, aunque el estudio es observacional, sus resultados se alinean con investigaciones previas que muestran que los exfumadores mayores de 65 años alcanzan puntuaciones cognitivas comparables a las de personas que nunca han fumado.

Mikaela Bloomberg, investigadora del Instituto de Epidemiología y Atención Sanitaria del UCL, enfatizó que los beneficios de dejar de fumar no se limitan a la salud física. “Este estudio demuestra que abandonar el tabaco, incluso en edades más avanzadas, contribuye a preservar la salud cognitiva a largo plazo. Nunca es demasiado tarde para tomar esta decisión”, afirmó. Por su parte, el epidemiólogo Andrew Steptoe, coautor del estudio, subrayó que un deterioro cognitivo más lento está directamente relacionado con un menor riesgo de demencia, lo que convierte a esta práctica en una herramienta preventiva valiosa.

A pesar de estos beneficios, los investigadores señalan que las personas tienden a ser menos propensas a intentar dejar de fumar a partir de la mediana edad, justo cuando los daños del tabaquismo se hacen más evidentes. Por ello, los autores consideran que estos hallazgos no solo son una motivación para los fumadores, sino también un argumento sólido para que los responsables de políticas públicas refuercen las medidas de control del tabaco. Campañas de concienciación, acceso a programas de apoyo y regulaciones más estrictas podrían alentar a más personas a dar el paso hacia una vida sin tabaco, con beneficios tanto individuales como sociales.

Dejar de fumar no solo protege el corazón y los pulmones, sino que también preserva la mente. Este estudio refuerza la idea de que cada día sin tabaco es un paso hacia un envejecimiento más saludable, con una memoria más nítida y una mente más ágil. Los datos son claros: el abandono del tabaco, a cualquier edad, es una inversión en la salud cerebral y una estrategia efectiva para prevenir la demencia.

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