Una firma japonesa de ingeniería adopto gatito para mejorar el entorno laboral y ayudar a sus empleados a reducir es estrés
En las oficinas de Qnote, una compañía de ingeniería en Tokio, nueve gatos no solo ronronean entre escritorios, sino que forman parte esencial del equipo. Desde hace 15 años, el director Noboyuki Tsuruta incorporó a estos animales para fomentar el bienestar de sus empleados, reduciendo el estrés y mejorando la convivencia diaria. Lo que comenzó con un solo gato adoptado impulsó un cambio profundo: las ventas mensuales pasaron de 50.000 yenes a más de 160 millones. Los felinos, con perfiles oficiales que detallan sus «puestos» y gustos, descansan en mesas ejecutivas y reciben cuidados compartidos. Algunos empleados incluso los han adoptado, mientras la empresa cubre tratamientos médicos, como el de Gomao por una lesión cervical.
En un entorno donde el ajetreo tecnológico puede agotar, descubrir cómo nueve gatos convierten una oficina en un espacio de calma y eficiencia invita a reflexionar sobre el rol de los animales en el trabajo moderno. Esta historia de Qnote revela prácticas que elevan la moral del equipo y disparan resultados económicos, demostrando que el cuidado compartido genera lealtad y creatividad. Sumérgete en los detalles de esta convivencia felina que redefine el éxito empresarial y podría inspirar cambios en tu propio ámbito profesional.
En las instalaciones de Qnote, una firma de ingeniería ubicada en Tokio, el día a día transcurre con una serenidad particular. Nueve gatos deambulan libremente por los escritorios, interactuando con empleados que pausan sus tareas para ofrecerles caricias o juguetes. Esta rutina, arraigada durante 15 años, surgió de una decisión simple del director Nobuyuki Tsuruta: integrar animales para suavizar la presión laboral en un sector exigente.
Cada felino ocupa un lugar destacado en la estructura de la empresa. La página web oficial presenta sus perfiles con precisión: Futaba, la más veterana, comparte su edad, preferencias y rol simbólico en la directiva. Junto a Milk, Hana, Chimaki, Cinta, Sakura, Mii, Gomao y Chako, forman un elenco que protagoniza las publicaciones en redes sociales. Estos «miembros del equipo» no solo adornan el ambiente, sino que participan activamente en la dinámica cotidiana, desde reposar en teclados hasta motivar breves pausas que recargan energías.
La iniciativa comenzó en las modestas oficinas iniciales en el distrito de Bunkyo. Tsuruta, al notar el entusiasmo de su personal por los animales, vio un anuncio de adopción cerca de un restaurante local. Adoptó a Futaba, marcando el inicio de una tradición que evitó que la compañía se asemejara a cualquier otra. Con el crecimiento, el número de gatos aumentó, y algunos empleados optaron por llevarlos a sus hogares, enriqueciendo lazos personales. Otros permanecieron en sitio, convirtiéndose en el centro de atenciones colectivas.
El cuidado compartido y sus efectos en el equipo
Cuatro años atrás, la expansión requirió una mudanza a una propiedad más amplia, adaptada para acomodar tanto a humanos como a felinos. El personal asume rotativas responsabilidades: alimentación, higiene y monitoreo de salud. Un caso ilustrativo es el de Gomao, quien tras una lesión en el cuello recibió atención veterinaria completa a cargo de la empresa. Una vez recuperado, volvió a la oficina bajo vigilancia grupal, fortaleciendo el sentido de comunidad.
Para unirse a Qnote, los candidatos deben mostrar aprecio por los gatos, preservando esta cultura interna. «Resulta tranquilizador, no concibo el trabajo sin ellos», expresa Ayaka Otsuka, una integrante del equipo. Esta afinidad fomenta conversaciones espontáneas, ya que los animales actúan como catalizadores de diálogos informales, disipando tensiones acumuladas frente a pantallas.
Más allá de la armonía inmediata, Tsuruta destaca cómo esta presencia animal ha correlacionado con avances cuantificables. Las ventas, que arrancaron en cifras mínimas, han escalado notablemente, atribuyendo parte del mérito a un clima laboral más equilibrado. El directivo promueve esta modelo como vía para alentar adopciones masivas en Japón, estimando que si un pequeño porcentaje de empresas se suma, se impactaría positivamente la población de animales en situación de calle. Así, Qnote no solo opera con eficiencia, sino que extiende su compromiso ético al exterior, uniendo rentabilidad con responsabilidad social.
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