Un estudio realizado por la Universidad de Newcastle en el Reino Unido descubrieron que el gen HLA-DRB1, presente en una minoría personas, desarrollan una suerte de inmunidad genética que les permite atravesar la enfermedad en forma asintomática o con síntomas imperceptibles.
Desde que se registraron los primeros casos en 2020, la comunidad científica se encuentra estudiando esta incógnita. Por un lado, se da el caso de quienes han tenido contacto directo con el virus y no desarrollan la enfermedad, por otro, las personas que se infectan y transcurren la enfermedad de manera asintomática.
Si bien queda mucho por estudiar al respecto, la presencia de este gen es un descubrimiento importante para avanzar en futuras campañas de vacunación; más aún teniendo en cuenta que el 60% de los contagios se producen por los portadores asintomáticos.
Con esto se abre una posibilidad para que se pueda diagnosticar la presencia de este gen en el organismo y establecer prioridades sobre la población considerada ‘de riesgo’. Otro aspecto de lo que se denomina como “antígeno leucocitario humano” establece que podría tener relación con distintas zonas geográficas con población de un mismo origen étnico. Es decir, los pobladores de regiones ubicadas en el norte y el oeste de Europa tienen más predisposición a la presencia de este gen en su organismo; esto de acuerdo al estudio realizado hasta el momento.
Estadísticamente se trata de solo probabilidades aunque se abre un panorama de estudio muy interesante para que se realice en forma global.
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