Crecen las Intoxicaciones por Monóxido de Carbono en Argentina
La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) ha emitido una guía para ayudar a la población a identificar y prevenir las intoxicaciones por monóxido de carbono, un problema recurrente en el país y a nivel mundial. Esta guía detalla quiénes son más vulnerables, cómo identificar una intoxicación y las medidas preventivas a tomar.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, en lo que va del año se han notificado cerca de 500 casos de intoxicación por monóxido de carbono. Sin embargo, se estima que la cifra real de afectados podría ser mayor, con varios de ellos sufriendo secuelas irreversibles. En 2023, la distribuidora de gas natural registró 50 casos en su zona de concesión.
La mayoría de los accidentes involucraron calefactores, calentadores de agua y cocinas. El 85% de los casos se debieron a problemas en los conductos de evacuación de gases. La falta de rejillas de ventilación adecuadas, la obstrucción de las mismas o una ventilación insuficiente también contribuyeron a estos accidentes.
Los especialistas subrayan la importancia de una buena ventilación en los ambientes, la correcta instalación de los artefactos a gas y la verificación del color de la llama, que debe ser azul con los extremos transparentes. Una llama amarilla o anaranjada indica mal funcionamiento y la presencia de monóxido de carbono.
Se aconseja realizar una revisión técnica de los artefactos al menos una vez al año por personal cualificado. La intoxicación por monóxido de carbono ocurre cuando este gas se acumula en el torrente sanguíneo, reemplazando al oxígeno en los glóbulos rojos. Esto puede causar daños graves en los tejidos o incluso la muerte.
Las personas durmiendo o ebrias son especialmente vulnerables, ya que pueden no notar los síntomas a tiempo. Niños, adultos mayores y personas con enfermedades cardíacas crónicas también están en mayor riesgo.
Si se está en presencia de una fuente de carbono y se experimenta dolor de cabeza y somnolencia, se debe sospechar de una posible intoxicación. Otros síntomas incluyen dolor torácico, confusión, mareos, dificultad para respirar, náuseas, vómitos, fatiga, pérdida de conciencia, alteraciones visuales, convulsiones y coma.
La guía de la AAMR pretende educar y prevenir, minimizando los riesgos asociados a este silencioso pero peligroso gas. La prevención y la rápida identificación de los síntomas son claves para evitar consecuencias graves.
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